En esta época de confinamiento las empresas se están viendo empujadas a promover el teletrabajo para seguir funcionando. Son ya varias las personas que leo hablando de esto en LinkedIn pero quiero añadir mi perspectiva.

Soy desarrollador web y llevo 2 meses en la isla de Bali, en Indonesia, compartiendo espacio de coworking con personas que vienen de otras partes del mundo con sus portátiles. Algunos de ellos llevan su propia empresa. Otros trabajan en remoto y sus profesiones son muy variadas. Ellos encuentran aquí un estilo de vida donde compaginar su actividad laboral con el buen clima y comida deliciosa a buen precio. Un sitio en el que pueden también incluir actividades sanas en su día a día, como dar paseos por la playa, el yoga o el surf. Es un buen lugar porque es también muy fácil encontrar habitación a precio tirado en la que poder terminar tu jornada refrescándote en tu piscina entre palmeras mientras bebes de la pajita introducida en un coco abierto.

Todos ellos viven muy bien. Digo viven porque en mi caso solo siento que estoy de paso, conociendo. A pesar de que este está siendo también mi estilo de vida en estos meses. A mí me suena a paraíso y no es ninguna utopía. Ni una película. Puedo contarlo de primera mano. Y tiene sentido que esté ocurriendo. Muchos trabajos hoy se realizan a través de una pantalla y sólo hay que entender que las pantallas están allí donde tú las lleves. Así de simple. Con internet estamos todos conectados. Hubiera sido inimaginable algo tan potente hace solo dos décadas. Creo que no me paso si digo que somos la generación que vive la época de mayor libertad de la historia. Y tenemos el potencial y las herramientas para que lo sea mucho más.

Parafraseando al Dr. Ian Malcolm en Jurassic Park: "la vida se abre camino". La tecnología y los nuevos medios también.

Conozco a muchas personas que fantasean con un cambio así en su trabajo. Poder estar en el lado del mundo que quieran cuando quieran, sin tener que reducir los viajes a unas pocas semanas del año. El trabajo en remoto hoy asoma más que nunca. Se está instaurando de manera forzada pero se nos ha dado una oportunidad para demostrar que es algo más que un plan B que poder utilizar sólo cuando no quede más remedio. Que es otra forma tanto o más válida de proceder.

Todo dependerá de si las personas enseñan cuán productivas y motivadas pueden ser desde su auto-gestión y espacio propio cuando se les da libertad o si, por el contrario, destrozan la confianza al entender el teletrabajo como unas vacaciones, una reducción de sus obligaciones, o si se quejan al tener que hacer esta adaptación, dándole así la razón al hecho de tener que estar anclados a una silla en una oficina fija para saber funcionar.

Así que hoy te pregunto: ¿cómo vas a usar tú este cambio?